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Fragancias

Cuando Philippe Claudel (autor de la hermosa La nieta del señor Linh ) cumplió cincuenta años, escribió Aromas . Cincuenta textos cortos que recrean recuerdos importantes para él. Desde los aromas del abeto, a las esencias exóticas del viaje.  De la canela escribe: Los recuerdos de la propia vida, de la historia y de las novelas, se mezclan como cartas de una baraja. De pronto, empezamos a hablar de minaretes, tundras y princesas cautivas. De caravasares, caballos y estepas .  Escuchando el último podcast de la periodista Cristina Mitre con Ana Fernández Parrilla , he sabido que la actriz Natalia Verbeke construye sus personajes a través de sus olores. De cómo se imagina ella que es su fragancia. No se detiene en el olor imaginario, sino que busca el perfume, lo utiliza en los rodajes y, cuando terminan, nunca más vuelve a ponérselo. Porque ella no huele así. Solo su personaje. Imaginad cómo debe ser una mujer que huele a noche de mayo, o a playa en invierno, o a buganvilla en flor. A

Instrucciones

 La Humanidad se divide entre aquellos a los que les parece un planazo leer instrucciones y los que  hacen como que la cosa no va con ellos. Porque total, si no soy capaz de encender y apagar un aparato sin cortocircuitarme, no es mi culpa.   La culpa es de los ingenieros/informáticos/diseñadores que consideran todos y sin excepción que crear instrucciones como si fuesen jeroglíficos egipcios es la octava maravilla del mundo.  Esos papeles como prospectos farmacéuticos, dobladitos en sus cajas, que se despliegan como si fuesen mapas y en los que, en lugar de coordenadas, se busca con denuedo tu idioma. Ahí está el coreano, el inglés y el francés, el alemán, el arameo y el griego y el dialecto de una aldea del norte de Hungría. Pero en español, no las encuentras o es que quizás no estás capacitado para ello. Para encontrar las instrucciones escritas en tu idioma, y leerlas,  y entenderlas y asimilarlas, y luego doblar ese papel sin romperlo (es que es tan finito, como los antiguos libri

Casas

Hace unos meses me mudé a esta casa. La he ido decorando como he podido, con mejor o peor fortuna. Lo primero que hice fue poner un felpudo en la entrada, y frente a la puerta, sobre una mesita, una planta de hojas verdes y frondosidad escandalosa. De fondo, cada semana, suenan músicas distintas que hacen juego con mi estado de ánimo. Y 300 palabras que voy prendiendo de los rincones de algunas de las estancias. Algunas os gustan mucho. Otras poco, o quizás nada. Pero aquí sigo, inasequible (o casi) al desaliento.  Es curioso cómo esta casa se escribe desde mi casa y mirando a otras casas. Mi ordenador se pega al alféizar de una ventana que da a un parque pequeño, doméstico y, a todas luces, insuficiente. Ahí están los perros paseando a sus seres humanos. En las farolas, llueva o haga sol, suelen arrullarse las palomas. En las ventanas se adivinan rostros sin nombre.    Soy la muchachita del triste poema de Pessoa, aunque me gustaría ser el conductor del Chévrolet .  Pintura de Neus Ma

Nombres

Todos atesoramos nombres secretos, nombres prohibidos. Me refiero a esos nombres de personas, lugares, épocas y situaciones, que nos guardamos para nosotros, porque son demasiado preciosos, importantes e, incluso, peligrosos, para ser compartidos con los demás.  En esto he estado pensando en esta última semana cuando, por una cuestión laboral, he estado buscando con cierta intensidad cómo nombrar algo que está a punto de comenzar. Y, sin embargo, ese nombre con el que creo haber dado, aún está vacío de significado para mí, pese a lo que evoca y al motivo de mi elección. Habrá de pasar un tiempo, cuanto todo termine y lo recuerde, para que se bañe de una pátina especial. Buena, mala, irrepetible o fácilmente olvidable. Entonces, pasará a formar parte de mis nombres particulares, pero no de mi geografía íntima, pues otras personas lo conocerán.  Este matiz lo diferencia de esos otros nombres esenciales que no podemos ni queremos compartir con nadie. Esas palabras, las que no decimos y no

La bala única

 Leyendo una novela policíaca de Michael Connelly , me encontré con esto: Todo el mundo tiene una persona por ahí, una bala. Y si tienes suerte en la vida, conoces a esa persona. Y una vez que lo haces, una vez te disparan en el corazón, entonces no hay nadie más. No importa lo que ocurra (muerte, divorcio, infidelidad, lo que sea), nadie más puede volver a acercarse. Esa es la teoría de la bala única.  Esta trama secundaria me recordó a Enamorarse , la película protagonizada por Meryl Streep y Robert de Niro. Frank y Molly no buscaban una aventura, no. Ellos estaban casados, Frank tenía hijos, y sus vidas eran apacibles y ordenadas. Sin embargo, se conocen y comparten conversaciones, y risas, y esperas, y se enamoran sin querer. Lo ves en sus ojos y en sus gestos. Frank es la bala única de Molly. Molly dispara al corazón de Frank. Esta peli siempre me ha inquietado, porque... ¿sabían ellos que sus balas únicas andaban por esos mundos de dios? Yo creo que no.  Y, claro, es inevitable p

La impostora

Hace poco más de un año estaba yo, tan campante, en la hermosa ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Fui para impartir una charla en una jornada profesional.  Imagen tomada de aquí .    Todo bien. ¿O no?  Por un terrible retraso en el vuelo, llegué al hotel muy tarde y caí a plomo en la cama. Lo gracioso del tema llegó en las primeras horas de la mañana; me levanté, me duché, y me dispuse a arreglarme antes de bajar a desayunar al comedor.     ( Sí.  Soy de esa clase de humanos que no son nadie si no desayunan.) Imagen tomada de aquí . Ahí, en ese cuarto de baño blanco, iluminado e impersonal de un hotel, a miles de kilómetros de mi espacio de confort, me miré en el espejo. Y sentí que todo era una broma. No, no me habían invitado a mí, se habían confundido. No, yo no tenía ni idea de aquello de lo que iba a hablar. Pero, ¿qué hacía yo allí? Descubrirían enseguida que lo mío era puro cuento, que todo había sido una farsa. Que veinte años de profesión no son nada. Deseé llamar un taxi,

La vidita

Ya ha anochecido, mañana es jueves. Aquí me tenéis, a vueltas con nuestras trescientas palabras semanales. Es difícil sustraerse a la actualidad: el ritmo de vacunación, la cuarta ola, la fase cuatro, la vuelta a las aulas, Filomena, la ola de frío polar. Pese a que no quiero escribir sobre nada de ello, mi cabeza, como las vuestras, no deja de dar vueltas sobre lo mismo, una y otra y otra vez.  Fotografía de Anna & Daniel  Hay una cita maravillosa, una frase de la novela La uruguaya , de Pedro Mairal , que quizás me ayude. Nos ayude. Si no podés con la vida, probá con la vidita.  Y es que no podemos hacer más que ocuparnos de las cosas más pequeñas y cotidianas, buscar burbujas de luz. Algo bonito, sencillo, a ser posible ordenado y un poco gracioso.  Un guiso de legumbres puede contener varias burbujas de luz: el sabor, el aroma, el calor, el cuidado que alguien ha puesto en su elaboración. Cada quien le aporta su impronta, su esencia, por eso, no hay dos guisos iguales ... aún s