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Estar en Las Batuecas

Estar en Las Batuecas significa lo mismo que estar en Babia:   alejarte de la grisura y dejarte llevar por ensoñaciones varias.  El otro día estuve en Las Batuecas , literal y metafóricamente. Fui y estuve. Escuché un rumor de hojas, gruñidos, algo que corría salvajemente cerca del lecho del río. Era un jabalí, y casi me pareció ver a un joven muchacho tras él, armado con una lanza de punta pétrea, ágil y flaco, vibrante y chispeante como un rayo.  Transité por un camino en el que las raíces de los árboles centenarios te hacen tropezar una y otra vez, y pese a que estaba polvoriento por la falta de lluvia y es mucho más hermoso en las primaveras y en los otoños, me sentí (como cada vez que camino por él) prehistórica y primigenia, una mujer hecha de tierra, de agua, de luna llena. Olfateé el olor a higuera bajo el sol. Había mariposas blancas que se dejaban acariciar con la punta de mis dedos. Galopaba el aire, audaz, veloz. Sentí el pálpito de la sangre, bombeada con fuerza por mi co