Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Como quien da un refresco

Me escapo detrás

 A 50 metros de mi ventana florece el hormigón. El kilométrico brazo de una grúa se mueve a derecha e izquierda como una mujer de mediana edad en una clase de Pilates. Los hombres golpean, arrastran, insertan y quitan, depositan materiales en contenedores, se hablan a gritos. Desde hace un par de meses, siempre hay un runrún en mi calle, una actividad continua e imparable. Y yo caigo en la cuenta de que me he convertido en un jubilado fascinado por las obras, pero quejoso por el polvo, los ruidos y la valla metálica que abraza al solar agujereado.  Escribo esta columna con el pleno convencimiento de que percibirás el sonido oscilante de la grúa.  Es complicado aislarse de lo que ocurre en el solar. Trabajo con el ordenador pegado al alféizar, la mirada sobrevuela por encima de la pantalla. A las ocho, cuando aún es de noche, enciendo una pequeña lamparita y ellos, si tuviesen fuerzas, motivos y ánimos, verían los ojos miopes de una mujer de mediana edad.  Me gustaría que se fuesen. Me