Hace unos días me preguntaron si había estudiado psicología de manera reglada o autodidacta. La pregunta me la hizo un lector en el transcurso de un encuentro con un club de lectura autogestionado en el que fui a charlar sobre Blondie e Hijos del vaivén . Soy lectora, sobre todo, de ficción. Y traté de explicar que leer ficción te pone en el lugar del otro, de lo otro . Pero, rápidamente, caí en la cuenta. Soy observadora , revelé. Muy observadora. Extremadamente observadora. Me fascinan las personas: cómo hablan, cómo se mueven, cómo se tratan. Cuando era niña, en el supermercado, me quedaba mirando embobada (y sin ningún pudor) a la señora o al señor de turno... hasta que ellos, incómodos, me acariciaban la cabeza y mascullaban, qué rica. Era y es una pasión. En mi último viaje a Madrid me fui tropezando con sorbos de vida de esa que importa, pequeña, cotidiana y preciosa, que luego he ido relatando a mis íntimos. Están acostumbrados a estos rel...