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Mostrando las entradas etiquetadas como Queen

"Pese a"

Un camino de piedras se extiende ante mí, ante ti. Las piedras son de diferentes tamaños, con diversas texturas y matices. Planas, redondas, puntiagudas, lisas, húmedas, rugosas. Lo que pretendes alcanzar está al final del sendero (que nunca se acaba y está bien que así sea), pues la vida misma es una travesía hermosa que suele ponerse difícil y doler, pero que puede regalarte algún fruto. Cuando llegas a ese recodo en el que descansar, encuentras una roca horadada y suave, respiras y miras, satisfecho, los pasos dados. Reflexionas que no son suficientes, que pudiste dar unos cuantos más. Sortear las dificultades sin hacer daño a otros, ni a ti.  Pero lo hiciste. Caminaste. Y estás relajado, calibrando el disfrute de eso que acabas de alcanzar y que te ayuda a conformar tu forma de ser, y de estar en el mundo.  Y, de pronto, otro caminante que se dirige en sentido contrario al tuyo, te observa y te juzga descansado, frívolo y liviano (la alegría ha de contener cierta liviandad), y se a

El amor verdadero

Desde que publiqué Blondie , no he dejado de recibir muestras de afecto, incluso, de cariño. En algunos casos, de amor. Ha sido, y está siendo, un viaje precioso. Gracias. La publicación de este librito me ha traído noticias de personas a las que les había perdido la pista. Una de ellas, en una larga conversación que me conmovió (gracias) me hizo una pregunta vinculada a uno de sus proyectos personales:  ¿Dónde reside el amor de verdad, para ti? No he dejado de pensar sobre ello.  No es verdad que, con los años, aprendamos a amar más y mejor.  No es verdad que, si eres joven, no sabes querer. Aún siendo poco, puedes amar hasta la extenuación. Aún no teniendo nada, puedes querer a manos llenas.  El amor reside en el cuidado: a las personas, a las cosas, al trabajo, a las palabras.  Si quieres a alguien, te alegran sus alegrías, te apenan sus tristezas, vives sus éxitos y sientes sus posibles fracasos. Le das la mano para que se levante.   Esta joven mujer lleva un tatuaje en la espalda

Ser de luz

 Esta semana estoy reivindicativa. No soy un ser de luz. Hay cosas (muchas o pocas, echad la cuenta) que me dan mucha rabia.  Me da mucha rabia no poder decirle a una amiga te lo dije, yo tenía razón . Me da rabia porque si se lo digo, igual se molesta, y sí, yo tenía razón . Pero lo que más rabia me da de todo es que cuando me atrevo a decírselo (de manera sutil, para que no se soliviante),  ni se inmuta. ¿Para eso me he conducido con tantos miramientos?  Luego está el tema de la contemporización. ¿No os pasa que queréis contarle algo a un amigo, para que concluya contigo que has hecho bien, que vaya personaje, que desde luego, que vaya, vaya ? Y resulta que no. Que el amigo en cuestión (no quiero señalar a nadie), comienza a contemporizar y a explicarte, bueno, es que en algunos casos se pone, y además, porque verás … Yo no quería explicaciones, ni que contemporizase. Quería apoyo total. ¿Qué ya lo había contado, digamos, a 1, 2, 3, 4 personas y había obtenido apoyo total?  SI. Pero