Voy a contaros una historia íntima, personal. Hace años descubrí que tras el retrato que le hizo Francisco de Goya a Leocadia Zorrilla, se ocultaba la figura de otra mujer.
Ella, es Juana García Ugalde, una actriz de teatro del siglo XVIII que tuvo una fama efímera. Juana era bellísima, pero según decía Leandro Fernández de Moratín era, también, frigidísima y yerta. Qué crueles sus palabras hacia Juana, la Mariquilla de La comedia nueva o el café. Durante unas cuantas funciones (pocas) la Ugalde fue la estrella de uno de los teatros de Madrid. Años después, volvió a representarse, pero la protagonista fue otra, una meritoria más joven, más bella y más dotada para el teatro, según decían todos.
A Juana se le perdió la pista en los albores del XIX en Cádiz; debió morir demasiado joven y demasiado pobre, lo propio tras una vida bregada en miseria y decepciones. Desde el mismo momento en que descubrí la sombra fantasmal de Juana en la web del Museo del Prado, sentí hacia ella unas incontrolables simpatía y compasión. Aquella mujer, henchida de alegría, posando para el pintor de la Corte. Cuán doloroso debió de ser la pérdida de su retrato.
Por eso, escribí su historia en un cuento que se titula La vida por escribir y, que tras un camino azaroso, se alzó con un modesto segundo premio en un concurso municipal. El cuento, como la fama y la belleza de Juana, logró su efímero momento de atención.
Perdonadme, pero cualquier artista, por malo que sea, quiere alcanzar el reconocimiento. Por eso, tal vez un día, os lea aquel relato. La historia de Juana.
La mía.
Me ha encantado escuchar tu voz, María Antonia, Y esa historia, que te ha fascinado desde siempre. Espero que te animes a leer ese relato sobre ella/tú que te premiaron. Felicidades.
ResponderEliminarGracias, querida Isabel. Sabes bien de mi fascinación y de lo azaroso que ha sido el enhebrar (finalmente) un relato que nació como una novela, se quedó por el camino, y luego... creo que en definitiva, supe contar la historia de Juana, que era la que más me interesaba. Y tu opinión, sobre aquella novela llenita de mujeres, me ayudó. Un beso grande.
EliminarAgradecidos estamos los lectores de "La columna del jueves" por todo lo que nos enseñas, María Antonia. Bello.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Lali. ¡Qué bueno saber que me lees! :-)
ResponderEliminar