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Volver al hogar

Hace  décadas me dijeron una de las cosas más hermosas que jamás escuché. Ella era una joven a la que conocía por circunstancias laborales y, lo que es la vida y sus azares, el tiempo y mi desmemoria han borrado su nombre y, lo que es peor, sus rasgos. Apenas recuerdo que era morena de pelo negro, largo y ondulado. Era delgada, no muy alta, y llevaba gafas. No sé si le gustaban las novelas decimonónicas o los libros de terror gótico, desconozco qué hacía los fines de semana más allá de que estudiaba para un examen de acceso a Traducción e Interpretación. Sí me acuerdo de que no pasó el examen que, en aquellos tiempos (creo que también en estos) era muy duro, muy difícil. Muy pocos lo aprobaban así, a la primera, sin haber estudiado antes Filología Inglesa. Pero ella decidió intentarlo. Y suspendió. 

Casi no me acuerdo del color de sus ojos, pero debían ser castaños o, tal vez, verdes oscuros, pero sí que sé que tenía la piel muy blanca, sin imperfecciones. Aunque no logro recordar si vestía habitualmente vaqueros o minifaldas, no he olvidado su reacción: A mí nunca me han dicho NO. 

Y se matriculó en Derecho. 

No olvidaré nunca el discurso que le solté. Tantas veces te dirán que no. Intenta otra cosa. Derecho no es para ti. Matricúlate en Filología Inglesa. 

No me hizo caso, claro. 

Un año y pico después, volví a encontrármela y me confesó que había abandonado Derecho y se había matriculado en Filología Inglesa. Como si me estuviese confesando un oscuro secreto, me dijo: aquello no era para mí. 

Un hogar refugio en un lugar de la Sierra de Francia. Fotografía de Jerónimo Sánchez Sánchez. 

No he podido olvidar las últimas palabras que me dedicó. Cómo olvidar aquello, tan hermoso. 

Me miró. 

Me sonrió. 

Me dijo: Escuchar tu voz es como volver al hogar. 

Comentarios

  1. Precioso texto y voces preciosas

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  2. Ana Belén Pérez11 de enero de 2024, 9:29

    Es dulce y agradable saber que estás o estarás ahí cada jueves. No me extraña nada que aquella chica te dijera eso. Un abrazo

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, Ana. Qué bonito saber que estás ahí, cerca. Otro abrazo grande para ti.

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  3. Hay detalles que nunca se olvidan.

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