Fue en septiembre de 2019. Trabajaba coordinando un Plan de Fomento de Lectura en cuarenta bibliotecas de la provincia de Badajoz. Fue en Arroyo de San Serván, en unas jornadas de formación para bibliotecarios que resultaron ser las últimas pero, entonces, aún, no lo sabíamos.
Allí, en la biblioteca, hablé de creatividad y propuse un juego: escribir un poema dadaísta. Escuchamos un clip de audio de ¡Hagan juego!, un episodio de Gabinete de Curiosidades, de Nuria Pérez.
No sé cómo llegué a ese gabinete en el que Nuria, minuto a minuto, con esa voz envolvente y hermosa, me descubría asuntos sorprendentes, me hacía ver de otra manera Dirty Dancing, me llevaba al espacio para contemplar la canica azul (tan bella, sin fronteras, ni guerras), me contaba historias de amor extraordinarias, e impulsaba mi curiosidad. Porque si soy algo, es curiosa. Voy por la vida brujuleando y maravillándome. Por eso, quizás, me fascinó Gabinete de Curiosidades.
A lo largo de estos años lo he recomendado en los clubes de lectura que coordino, hace escasamente dos días lo hice en el Club de lectura en la nube de Diputación de Badajoz, Masa Madre Nubeteca. Hablábamos de las huellas que podemos dejar en la vida de los otros y yo recomendé a los lectores el episodio Tan solo una palabra.
Esta semana se ha terminado el pódcast. La huella que ha dejado en mí este Cuarto de Maravillas ha sido profunda: me abrió el apetito del audio y me he vuelto tan apasionada del formato, que disfruto horrores grabando mi columna. El audio lo escuchan unas diez personas. Pero como dice Nuria, “tenemos que animarnos a contar lo que llevamos dentro. Todo cuenta, todo es importante”.
Quiero darle las gracias, aunque mi impacto sea mínimo, casi inexistente. Pero todo cuenta, todo es importante.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario! Se publicará en cuanto lo lea :-).