Ten siempre en tu mente a Ítaca.La llegada allí es tu destino.Pero no apresures tu viaje en absoluto.Mejor que dure muchos años,y ya anciano recales en la isla,rico con cuanto ganaste en el camino,sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
No sé muy bien donde situar Corfú, porque no sé si es camino o meta, si es refugio o algazara. En las últimas semanas, cuando he necesitado alegría, me he escapado con Los Durrell a su isla griega. Allí, en una casona destartalada, he contemplado el mar Jónico mientras una miríada de animales y personas deambulaba a mi alrededor.
Me he dejado cuidar por Louisa, una inglesa atípica que se equivoca, y se vuelve a equivocar. Pero todo se le perdona, pues todos sus errores nacen del amor. Allí, en esa casa que se cae a pedazos, he sido testigo de los afanes de Gerry, las locuras adorables de Margo, las excentricidades encantadoras de Lawrence y las ocurrencias inclasificables de Leslie. He conocido a un taxista entrometido y encantador.
La serie me ha deparado muchas horas de insólita serenidad, de nostálgica felicidad. De una nostalgia de un futuro azul en el que anclar, como cantaba El Último de la Fila en su Mar antiguo.
Y caigo en la cuenta. Quizás Los Durrell sea eso. Un mar viejo, maravilloso, patria de héroes y cuna de leyendas. Algazara, cobijo, insólita felicidad.
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