“En la gran soledad de esta tarde de domingo no hay más remedio que ponerse a trabajar. Las circunstancias son buenas para ello. (…) Mi caso de hoy es más complicado, porque no hay disculpa. Siempre hay mil cosas que decir sobre todo lo que en el mundo sucede, sobre todo lo que los ojos han visto o desean ver. Miles de temas están esparcidos por el ancho mundo para que cada cual los encuentre y los vea a su manera.” Releo los artículos recopilados en Puntos de vista de una mujer de Carmen Laforet, y mi atención queda prendida de éste al que le he robado el título y la intención: En busca de un tema.
Como Laforet (qué osadía), voy a consultar la palabra del día de este miércoles, 13 de octubre de 2021, del Diccionario de la Real Academia Española (nuestra autora se manejaba con el diccionario de Espasa): “saponificar”.
Y, no tanto la palabra (soy sincera) como su significado, me ha llevado en volandas a un mundo de texturas y aromas. La suavidad de la espuma, el olor de la piel limpia de alguien a quien quieres, una bañera donde una niña chapotea y se queja cuando una pizquita de champú, una pizquita nada más, entra en sus ojos preciosos y desprevenidos. Las pompas de jabón.
En uno de mis últimos viajes, cerca del puerto de Alicante, había una muchacha pizpireta y simpática haciendo hermosas y gigantescas pompas de jabón. Un platillo en el suelo, para recoger la voluntad de los que nos quedábamos observándola, fascinados. Lo efímero de cada pompa no hacía más que aumentar su valor. Los niños perseguían las burbujas jabonosas que explotaban, gráciles y gordas, sobre los adultos que las mirábamos embobados. A ellas y a la muchacha.
¿Cuánto cuesta la belleza?
Todas las canciones de la segunda temporada: La música de la columna del jueves, 2ª temporada.
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